Por estos días dio inicio el Censo 2022 con la novedad de ser, en nuestro país, el primero en brindar la posibilidad de ser contestado de manera anticipada y digital. Y aunque INDEC y los diferentes institutos provinciales de estadísticas destacan que los “datos están protegidos” por la Ley Nacional del secreto estadístico (Ley 17.622), igualmente se ha generado una gran desconfianza entre quienes buscaron contestar el censo digital. ¿Por qué será? ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué faltó comunicar?
Como reza el sitio web oficial “Para iniciar el Censo digital es necesario generar el código único de la vivienda que le permitirá completar el cuestionario”, con el detalle que en ningún momento previo al inicio de generación del mencionado código se alerta al usuario que para generarlo debe brindar algunos datos que permitan validar que es una persona real quien va a hacerlo. Y allí, como en tantos otros sitios web en los que nos generamos usuarios, se requiere indicar el DNI, que es un código de identificación único, junto a una casilla de mail que podemos utilizar para recuperar las cuentas, o poder volver a ingresar al sistema.
Es aquí donde algunas inconsistencias o falencias en la comunicación contribuyeron a reflotar en algunos casos, y a reforzar en otros, la desconfianza en una institución que entre 2007 y 2015 recibió fuertes críticas por los cambios introducidos en la medición del índice de precios y la pobreza, entre otros. Desconfianza en el INDEC, el principal referente en nuestro país sobre estadísticas oficiales, que hoy vuelve a ser tangible ya no sólo para algunos profesionales o investigadores, sino para la población en general.
Entre quienes hemos trabajado con los datos de censos anteriores, conocemos las preguntas básicas y sabemos que entre ellas no se encuentra una que indague sobre ingresos económicos, uno de los principales argumentos esgrimidos en redes para no responder. Pero, si en una pieza de difusión oficial de INDEC(1) se señala que una de las preguntas es “¿Sos estudiante?” y la misma no está en el cuestionario oficial, eso da cuenta de una falta de trabajo interdisciplinario entre quienes se encargaron de la comunicación y los técnicos de INDEC que confeccionaron el operativo a lo largo, al menos, de los últimos cinco años.
La información que recaban los Censos, en muchos países y principalmente entre los que no trabajan con información estadística en base a registros administrativos, se vuelve clave para establecer políticas públicas que permitan planificar acciones que inciden en todos los ámbitos de nuestra sociedad: desde dónde hace falta contar con infraestructura de servicios de agua potable y cloacas o gas, pasando por conocer el nivel de instrucción de nuestra sociedad y determinar dónde deben construirse escuelas, o proyectar cómo será la estructura demográfica del país y evaluar si continúa hacia un proceso de envejecimiento pareciéndose su pirámide poblacional más a la de países europeos o no, lo que afecta por ejemplo el sistema previsional.
Una comunicación clara, precisa, oportuna y sistemática contribuye a construir y validar lazos de confianza con las instituciones y gobiernos, y es una de las falencias que hemos encontrado en la implementación del Censo Digital por parte de INDEC, una institución que en los últimos casi 10 años viene desandando un largo camino para reconstruir la confianza. ¿En el próximo Censo la habrá logrado recuperar?
Laura Boncompagni (*)
(*) Prof. Matemática, formada en Estadística Aplicada. Consultora en GD Gestión & Desarrollo. Fue Directora del Programa de Información y Análisis Estadístico de la Municipalidad de Santa Fe y Coordinadora del Equipo Técnico del «Programa Santa Fe Cómo vamos» (2012-2019).